lunes, 25 de octubre de 2010

De El Malvinense


Malvinas: hay que hacer cosas concretas para que no haya "Piratas for ever"
Están desarrollándose ejercicios británicos en las Malvinas. Pesca ilegal, búsqueda de petróleo y base militar, un cóctel de colonialismo. Habría que tomar medidas concretas para que Londres negocie.

Por Emilio Marin

El 8 de octubre pasado se conoció que los británicos realizarían ejercicios militares en Malvinas. En la zona de Port Harriet dispararían misiles Rapier, que según su ficha técnica tienen un alcance de 400 a 6.800 metros. La Marina inglesa informó la novedad al Servicio de Hidrografía Naval de la Armada argentina, aparentemente fuera de hora.

Ese aviso procuró dejar a salvo la responsabilidad de Londres, para el caso que se produjera algún accidente. El Foreing Office no avisaba de bien intencionado sino por previsor, para no tener que pagar alguna cuenta por algún "daño colateral".
El aviso fuera de horario no fue el punto donde hizo hincapié el Palacio San Martín. La queja tuvo un fuerte contenido nacional y anticolonialista, según el comunicado que el sábado 9 el vicecanciller Alberto D'Alotto leyó a los medios y en forma de carta de protesta se entregó a la embajadora británica Shan Morgan.
D'Alotto dejó sentado que Argentina expresaba "su más formal y enérgica protesta" por el ejercicio y solicitaba al gobierno conservador de David Cameron "que se abstenga de llevarlo a cabo". La cancillería calificaba la iniciativa británica de "nueva provocación".

Por su parte Héctor Timerman también dijo lo suyo, al cuestionar la falta de avisos de esos aprestos bélicos. Desde Londres y las islas del Atlántico Sur se había dicho que tales maniobras eran "normales" en los últimos 28 años. El canciller replicó con que, o las hicieron y no avisaron en todo ese tiempo, o las estaban haciendo por primera vez, pues no había alertas anteriores. Timerman deploró la unilateralidad del Reino Unido para llevar adelante planes de exacción del petróleo de Malvinas y tildó esas actitudes de colonialistas.
La presidenta también se involucró en la discusión. En varios mensajes de la red social, twiteó que Londres estaba procediendo a la "militarización del Atlántico Sur" y usufructuando el derecho a veto que tiene en el Consejo de Seguridad de la ONU. Cristina Fernández describió bien la situación: "típico colonialismo del siglo XIX. Anacrónico uso de la fuerza, violando derecho internacional. Síntesis: ¿piratas for ever?"
La oposición mediática, con la firma de Joaquín Morales Solá, cuestionó la postura presidencial y fue, de hecho, benigno con el viejo imperio. En Gaceta Ganadera del 10/10, el coordinador de los actos de la Sociedad Rural escribió: "nada habilita a que el Twitter de la Presidenta se haya convertido en una herramienta adolescente para resolver graves conflictos internacionales. Gobierno y Twitter se encendieron ayer de nacionalismo frente a maniobras militares británicas en las Malvinas". "Thanks mister Morales Solá", habrán dicho en la embajada inglesa en La Recoleta.

La solidaridad del Sur.
Apenas conocido el nuevo conflicto por el ejercicio que durará hasta el 22 de octubre, se alzaron muchas voces de solidaridad con Argentina.
Esta oleada se habría producido lo mismo, aún si el representante ante la ONU, el ex duhaldista y ex macrista Jorge Arguello no presentaba la nota ante el secretario general Ban Ki moon con pedido de hacerla circular ante los 192 países miembros.
Arguello cumplió ese trámite e hizo algo más: viajó a Buenos Aires y luego a Ushuaia con el titular del Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas, Donatus Keith Saint Aimee, para que se interiorizase mejor de los derechos argentinos sobre las islas en disputa. Este diplomático, que representa a Santa Lucía en el organismo mundial, se reunió con Timerman y Cristina Fernández, y en el sur con la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos.
En el medio, el visitante se entrevistó con algunos diputados de la Comisión de Relaciones Exteriores. Su presidente, Alfredo Atanasof, le dijo que las Malvinas son argentinas pero que la reacción del gobierno nacional estaba "sobreactuada" y que el ejercicio británico era algo sabido. En este último sentido, cualquier coincidencia del duhaldista con Londres no resulta casual...

Desde la postura oficial de la cancillería venezolana y las declaraciones del presidente Hugo Chávez, hasta la reunión de ayer de los cancilleres del Mercosur en Montevideo, pasando por las comunicaciones de Ecuador y Bolivia, más una clara toma de posición de la Unasur y el Grupo de Río, etc., se puede decir que el grueso de quienes han hablado del tema lo hicieron en sintonía con el Palacio San Martín.
En la otra vereda, lo previsible. El canciller británico Liam Fox expresó: "estos ejercicios militares son de rutina y han tenido lugar cada seis meses durante los últimos 28 años. El más reciente tuvo lugar en abril de este año. Alertas de navegación son siempre enviadas por adelantado y los ejercicios tienen lugar enteramente en el perímetro de las aguas territoriales de las Falklands".

Además de Atanasof, del "Grupo A", el otro que puso las manos al fuego por la "normalidad" de los disparos de misiles fue el vocero del Departamento de Estado norteamericano. Philip Crowley hizo una conferencia de prensa el pasado 15 de octubre y dijo que "ejercicios de ese tipo ya han ocurrido en el pasado". La cartera de Hillary Clinton, una vez más le daba la razón a la piratería y desairaba a quienes, en marzo pasado, le pidieron en Buenos Aires que fuera mediadora en el diferendo con Londres. Por suerte dijo que no. Habría sido otro Alexander Haig.

Así no va.
Desde la reocupación militar del archipiélago en junio de 1982, el imperialismo británico extiende licencias para pescar, depredando esos recursos y quedándose con el producido. Otorga licencias para la exploración de petróleo, que hoy ocupan a Rockhopper, Desiré Petroleum y Falklands Oil & Gas. La primera afirmó en junio pasado que las reservas en la zona de "Sea Lion", off shore, serían aproximadamente de 270 millones de barriles de petróleo.
Y para defender esas formas de imperialismo, Londres tiene en Malvinas una fortaleza con 1.000 militares en tierra, 300 en el mar a bordo de un destructor y un patrullero, y 4 aviones de combate Eurofighter Typhoon. Esta es la fuerza que comprueba sus músculos cada seis meses, avisando sólo a veces, como para meter un poco de miedo.

¿Qué hacer ante esta postura de quienes ocupan Malvinas desde hace "nada más" que 187 años? Timerman abre el paraguas y aclara que "no caeremos en provocaciones militaristas". Esto es obvio y correcto, a condición de no interpretarse como que Argentina se desarma y renuncia al uso de la fuerza en cualquier circunstancia. Esto último sería sellar desde ya una derrota para siempre. Nadie puede renunciar a ese derecho, último, para recuperar lo que le pertenece al país. Otra cosa es salir a los tiros cualquier día, sin estrategia ni plan para un conflicto de escenario naval, aéreo y terrestre, sin Fuerzas Armadas democráticas y nacionales, sin armas ni aliados, etc.

Los puntos de vista seudo pacifistas le otorgan una gran tranquilidad política al ocupante, que usurpa desde una posición de fuerza. Bastó que Nilda Garré anunciara que Defensa quiere la tecnología para dotar de propulsión nuclear a un submarino, con motor fabricado en el INVAP, para que se desmintiera el programa y le cayeran a la ministra todo tipo de críticas. Esas cosas alejan más años una posible negociación con los Morgan (la embajadora londinense en Buenos Aires se llama Shan Morgan, ¿será de la familia del pirata?).

En octubre de 2009 esa diplomática visitó Campo de Mayo y fue recibida por el coronel Raúl Bertoia. Shan Morgan lo relata así: "visité las instalaciones de Caecopaz, el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto Para Operaciones de Paz. Este instituto militar de excelencia entrena a militares argentinos en operaciones de paz. También recibe alumnos de otros países que desarrollan operaciones de paz, en muchos casos en conjunto con la Argentina. Caecopaz también recibe alumnos del Reino Unido y ambos países podemos estar orgullosos de nuestro trabajo conjunto, enfrentando el desafío de mantener la paz en zonas convulsionadas del mundo".
Así no parece que Argentina esté preparando a sus militares con una óptica pro-malvinense. Así las Malvinas estarán muy lejos, separadas no por un manto de neblina sino de desmalvinización.

Si se renuncia unilateralmente al uso de la fuerza y en lo económico no hay sanciones para las empresas de la Cámara de Comercio Argentino-Británica como British Petroleum, Deloitte, HSBC, Metrogas, Minera Alumbrera- Xstrata, Nobleza Piccardo, PricewaterhouseCoopers, Shell y Unilever, entre otras, entonces sí habrá "piratas for ever".

www.malvinense.com.ar

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