El petrolero STENA POLARIS, bandera de UK (Bermuda) contratado por YPF, amarrará hoy miércoles 30 de marzo a las 14 en la boya de San Sebastián, Tierra del Fuego, para cargar crudo con destino a Puerto Rosales. Esta acción está expresamente prohibida por la Ley 852 (Gaucho Rivero), la misma que se aplicó el 27 de febrero pasado, que establece que buques de bandera inglesa o de conveniencia, que realicen tareas relacionadas con la exploración o explotación de nuestros recursos naturales, no pueden amarrar en la Tierra del Fuego. Así fue como los cruceros Star Princess y Adonia, provenientes de nuestras Islas Malvinas, no pudieron amarrar en Ushuaia. La Ley Gaucho Rivero fue sancionada el 25 de agosto de 2011, luego de que la presencia de la flotilla petrolera pirata compuesta por el STENA DRILLMAX, el NORMAND BALTIC y el NORMAND SKARVEN, también contratados por YPF cuando era REPSOL, fuera considerada una provocación por la cual los barcos fueron sistemáticamente expulsados o repudiados o bloqueados en Mar del Plata, La Plata Berisso Ensenada, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado y Río Grande.
Resulta contradictorio que YPF Argentina haya contratado un barco británico del mismo armador que participó de la fuerza de tareas inglesa en el 82 y que realiza el mantenimiento de los submarinos nucleares que violan constantemente nuestra soberanía, para realizar el transporte de crudo entre puertos nacionales. Pero más increíble aún sería que Tierra del Fuego les permita el amarre a pocos meses de habérselo prohibido a tres cruceros turísticos y de que Uruguay y toda Suramérica negaran amarre a diferentes embarcaciones por el simple hecho de llevar bandera británica.
Además, el bloque de Patricia Cubria, diputada del FPV, promueve que la misma ley aplicada en Ushuaia se sancione en Buenos Aires. Con esta provincia sumarán cinco las que establezcan por ley el repudio a la bandera inglesa en suelo argentino: TDF, Santa Cruz, Chubut y Río Negro ya tienen normas similares.
Por si fuera poco, una resolución publicada ayer en el boletín oficial por la Secretaría de Minería dispone que las empresas mineras deberán contratar fletes marítimos, fluviales, terrestres o aéreos “nacionales” para sus exportaciones, señalando que existen en plaza empresas con trayectoria y prestigio para dichos servicios. Esta política nos demuestra que British Petroleum sigue manejando algunas decisiones de nuestra petrolera a pesar de la expropiación e intervención. O YPF sigue siendo Repsol (42% British Petroleum) o a alguien se le escapó la tortuga. Lo cierto es que la ley está hecha para cumplirse y que todavía estamos a tiempo de no dejarlos pasar.
Resulta contradictorio que YPF Argentina haya contratado un barco británico del mismo armador que participó de la fuerza de tareas inglesa en el 82 y que realiza el mantenimiento de los submarinos nucleares que violan constantemente nuestra soberanía, para realizar el transporte de crudo entre puertos nacionales. Pero más increíble aún sería que Tierra del Fuego les permita el amarre a pocos meses de habérselo prohibido a tres cruceros turísticos y de que Uruguay y toda Suramérica negaran amarre a diferentes embarcaciones por el simple hecho de llevar bandera británica.
Además, el bloque de Patricia Cubria, diputada del FPV, promueve que la misma ley aplicada en Ushuaia se sancione en Buenos Aires. Con esta provincia sumarán cinco las que establezcan por ley el repudio a la bandera inglesa en suelo argentino: TDF, Santa Cruz, Chubut y Río Negro ya tienen normas similares.
Por si fuera poco, una resolución publicada ayer en el boletín oficial por la Secretaría de Minería dispone que las empresas mineras deberán contratar fletes marítimos, fluviales, terrestres o aéreos “nacionales” para sus exportaciones, señalando que existen en plaza empresas con trayectoria y prestigio para dichos servicios. Esta política nos demuestra que British Petroleum sigue manejando algunas decisiones de nuestra petrolera a pesar de la expropiación e intervención. O YPF sigue siendo Repsol (42% British Petroleum) o a alguien se le escapó la tortuga. Lo cierto es que la ley está hecha para cumplirse y que todavía estamos a tiempo de no dejarlos pasar.
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