domingo, 30 de junio de 2013

Memorias de la década ganada en la Causa Malvinas


A mediados de julio 2011, ya se había interrumpido la operación petrolera británica frente a la Tierra del Fuego, en la Cuenca de Malvinas.
Así como en Mar del Plata, cuando los echamos, dijeron que los barcos se habían ido porque la marea iba a ser muy baja, y en Ensenada explicaron que no eran ingleses sino noruegos, esta vez la versión oficial fue de que "no habían encontrado petróleo". Habían comenzado su campaña tres meses más tarde, tuvieron que cargar combustible y agua potable en alta mar por no poder entrar a Puerto Deseado y después de 15 días, con una resolución de repudio del consejo deliberante de Río Grande -que comprometía seriamente la continuidad de la operación- descubrieron que "no había petróleo". Taparon el pozo y se fueron.
Teníamos un temor enorme a que los tipos se recuperaran y volvieran, y nos agarraran ya con la guardia baja. Un tiempo antes, Fabiana Ríos, había suspendido el contrato con los chinos ante la masividad de una juntada de firmas que llegó al 100% del padrón electoral, y unos meses después, los chinos estaban instalados en la isla.
Ya habíamos decidido pelear por una ley que le diera forma jurídica a la patriada. Darle juridicidad a la protesta, a la voluntad popular. Aquello que me contaba mi viejo, de "vox populi, vox dei". La ley Gaucho Rivero, pero y si volvían?
La primera sorpresa nos la dió un grupo de veteranos de Ushuaia. Nos contaron que los helicópteros usan un combustible que no es el mismo de los aviones, que se almacena en la planta Orión de Ushuaia y que en vez de cortar la ruta para que no pasen los camiones se podía planificar un golpe de mano en la planta para evitar que el combustible pudiera ser utilizado por los británicos. Sea por inutilizarlo o por vaciar los tanques en el Canal de Beagle. Y el desastre ecológico? pensé. Ellos, lo pensaban de otra manera. Habían estado en la guerra.
Al otro día fuimos a verlo al jefe de la base aeronaval. Mientras lo esperábamos, me llamó la atención la fotografía de un globo aeroestático. La escena en sepia, parecía de la primera guerra mundial.
Nos presentamos, el capitán ya sabía porqué estábamos ahí.
Los ingleses habían equipado lo que no pudieron destruir de la base naval de Río Grande -después del la operación Mykado y los Acuerdos de Madrid y Londres- con computadoras para el servicio meteorológico y repararon dos helicópteros Sea King, que estaban en desuso por falta de repuestos, para que la armada los destinara a hacer el apopoyo SAR a los que ellos utlizaban para el servicio del buque Stena Drillmax -el perforador Stena Drillmax, era capitaneado por un sobreviviente de la HMS Sheffield que mostraba como si fueran medallas sus quemaduras- habían sido comprados bajo la forma de leasing, en Estados Unidos, y gracias a eso, Repsol les había colocado la escarapela argentina y el logo de YPF. Así, cada día, todos los días, el helicóptero del buque inglés efectuaba su recorrido entre el pozo y la tierra firme y los helicópteros de la armada argentina lo acompañaban hasta la mitad de camino. Para ir, y para volver.
Una cueva de patriotas, ya había recibido la visita de personal del gobierno provincial que los advirtió de que si "alguien" tiroteaba el helicóptero inglés, los que iban a ir en cana eran ellos! Se ve que los corchazos que les habíamos tirado un mes antes Comodoro Rivadavia, dieron en el blanco.
Diez días antes, con los jóvenes compañeros de la UTN, habíamos cortado el acceso al aeropuerto de Río Grande, de madrugada, con gomas prendidas fuego, sin saber que el chofer de la combi iba armado y que los técnicos, eran todos veteranos del SAS. Ni lo de las trazantes ni lo de las gomas habían salido en la prensa. Pero esas informaciones, llegaban adónde debían llegar.
Antes de ir al grano, le pregunté al capitán por aquella foto tan extraña.
Esa foto es de la Base de Punta Indio. Es de los inicios de la aviación. Porque -nos dijo- ustedes saben cual fue el origen de la aviación militar? La aviación militar surgió porque era necesario saber que hacía el enemigo en sus trincheras y detrás de ellas. Y para saber que hacía el enemigo se colocaba un observador, arriba de un globo, que pudiera mirar e informar los movimientos del enemigo. Y bueno, uno subía sus globos, el otro también subía sus globos. Un día un tipo desde un globo le tiró al del otro lado y de un revólver pasaron a un fusil y luego a una ametralladora, y después del globo pasaron a un avión y asi nació la aviación militar.
Dicho esto, agarró su teléfono celular y llamó: Hola, hablo con Fulano? El fulano era un compañero de él, el piloto de uno de los helicópteros de la armada. Si que tal, habla el capitán Pérez. Dónde andás? Ah, en Comodoro ya? Y decime, como sigue la operación? Ah, ya terminaron. Se fueron para el norte, para Brasil. Bueno che, gracias.
Nos miró, y realizó una segunda llamada. Hola, hablo con Mengano? El piloto del otro helicóptero. Ah, ya estás en Madryn? Y los ingleses ya se fueron? Bueno gracias, un abrazo y saludos a todos.
Nos miró con la paz que sienten los que han cumplido su deber.
La sonrisa no nos cabía en el pecho.
Es imposible entrar a una base de la armada, la "Navy" como algunos de ellos se autodenominaban, y dejar de recordar que esos mismos aviadores navales escribieron Dios Vence sobre las bombas que arrojaron sobre la Plaza de Mayo, un día cualquiera de junio de 1955. Que arrojaron también madres de Plaza de Mayo, vivas, al mar, después del 76. Y que si no pudieron hundir a toda la flota inglesa en el 82, fue porque como todos los argentinos, fueron traicionados por los altos mandos que nos llevaron a la guerra de Malvinas.
Pero en aquel invierno de 2011, ya habían cambiado muchas cosas en la Argentina.
Nos abrazamos, fuerte, como camaradas, con el capitán Pérez.
La retaguardia estaba cubierta, podíamos seguir con la ley de bloqueo a la bandera inglesa en nuestros puertos y aeropuertos.

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