domingo, 14 de septiembre de 2008

Apertura del Encuentro de Ushuaia, por Carlos Bonetti

A muchos argentinos nos tocó cumplir en 1982 el deber de defender la integridad territorial de la Patria como precedente ineludible de la existencia de una Nación Soberana. Muchos de nuestros pares dieron su vida, dejando en el suelo malvinero y en el mar austral la marca indeleble de la determinación nacional que encarnamos de defender esta integridad territorial, hasta hoy ultrajada por el inglés, prenda marcada con sangre que resguarda la soberanía como principio del derecho internacional que nos respalda.
Ha sido lamentable ver durante 26 años a la República Argentina traspasada por la más grave crisis de inacción, de incapacidad, de intolerancia, de desprestigio por esta Causa. Gobernantes enceguecidos por la soberbia, profiriendo palabras sin sentido, en medio de serviles aplaudidores, mendicantes de prebendas.
Esa falta de actitud dio paso a la difusión interesada de versiones, historias mendaces limitadas a episodios de difícil comprobación, que cumplieron el oscuro papel de ocultar el nudo central del tema en su conjunto, que es la necesidad de defender con uñas y dientes la Soberanía Nacional, porque como antes dijimos es un presupuesto ineludible de la existencia de una Nación íntegra, totalizadora y con futuro.
Es aquí, a la desazón de esta desidia, cuando pienso en la humildad de ese Soldado Malvinero, hambriento, congelado, asustado, pero con el arma firme en la mano. Sólo él y su deber. Sólo él y su rosario. Sólo él y el enemigo... Sólo él y su Gloria por ser parte de la Defensa de Malvinas. Pienso en la grandeza de Malvinas, a la que también quisieron deshonrar los cobardes y los timoratos, pero que nunca lo lograron, ni lo lograrán, porque desde el fondo del mar, desde los vientos, desde la turba malvinera, el grito estridente de la honra enaltecida, retumba en el corazón de los argentinos bien nacidos. Sólo honradez, en la Heroica Gesta de Malvinas.
Por lo apuntado es tarea de cada uno de nosotros, Argentinos de bien, el tomar la bandera de lo que denominamos la Gesta de Malvinas y alzarla en forma permanente, persiguiendo dos objetivos: En primer término que el mundo entero reciba permanente noticia de que no nos rendimos, que nuestra lucha pervive y que el resultado será la victoria, y lo que es más importante, lograr que el conjunto de nuestro pueblo se ponga de pie reclamando lo que por derecho le pertenece.
Esto no implica que propiciemos que se desemboque en un nuevo conflicto armado. Por supuesto que a nivel individual cada uno de nosotros mantiene vivo el juramento de defender la Patria hasta dar la vida. Pero no nos proyectamos en la concreción de una reconquista de las islas mediante el empleo de la fuerza... Reclamamos, exigimos, que se mantenga en forma permanente la actividad –a todo nivel y en todo escenario- tendiente a reafirmar nuestra posición y por supuesto a convencer al inglés usurpador que no cejamos, no cejaremos en la lucha por la recuperación de ese pedazo de nuestro territorio. Que nuestro espíritu patriótico, nuestra lucha y nuestros objetivos estuvieron, están y estarán por siempre, para quedarse y hasta que se cumplan.
Concluyo en que enmarcamos el apoyo y decidida participación que damos a este raid motonáutico, en el espíritu de hacer coincidir la fuerza moral y la decisión patriótica de todo nuestro pueblo para que se constituya en un vendaval que resulte irresistible a los intereses subalternos del usurpador y la melancólica e inútil indiferencia de algunos connacionales.
Por todas las razones expuestas, por la memoria de los camaradas caídos, aquellos que nacieron el 2 de Abril de 1982 para no morir jamás, por el ejemplo y mensaje de los padres de la Patria, por nuestro futuro y el de nuestros hijos, que merecemos vivir en un país libre y soberano; que ondee el pabellón, que la bruma marina que envuelve la tierra irredenta se abra para recibirlo, que se escuche nuestro grito que el viento antártico desparramará por el confín de la tierra: ¡Patria libre o muerte honrosa!
¡Viva la Patria! ¡Viva la Patria! ¡Viva la Patria!

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