miércoles, 20 de octubre de 2010
En esta hora de pena...
Tal vez nos cruzamos el 25 de Mayo en el acto de la Multisectorial de Capital.
Acompañabas a los tercerizados que pedían dignidad en su trabajo.
Y a los despedidos, que pedían trabajar.
Sabemos quien apretó el gatillo, quienes pusieron las balas y quienes se enriquecen con la rapiña de la dignidad del trabajo.
Son los mismos que apoyaron el golpe de 1976, que lo gestaron o se borraron, pero que se enriquecieron con las privatizaciones y que siguen asociados al saqueo de nuestra patria.
Dirigentes impúdicos de tan ricos. Y un pueblo tan golpeado... Que nos sigue dando hijos maravillosos, como vos, Mariano. Que estudiabas y laburabas y militabas y tenías esa valentía de cada día, de ser solidario y construir. Una valla insalvable para los alcaguetes de Inglaterra. Una valla que los cipayos debían derribar con sangre. Y fue la tuya, compatriota. Es difícil repetir aquello de que por la alegría luchamos y vamos al combate, cuando nos invade así la pérdida, la tristeza.
Mariano Ferreyra tenía 10 años de militancia acumulados a pesar de sus cortos 23. Empezó siendo casi un nene. Con apenas 13 fue elegido delegado en la escuela en la que estudiaba. Apenas pudo se sumó a las filas del Partido Obrero, el mismo con el que hoy se acercó a apoyar a los trabajadores ferroviarios tercerizados.
Metalúrgico de profesión, había hecho un curso en la municipalidad de Avellaneda para
tener un oficio, le contó a Clarín.com Norma Giménez, otra militante del Partido Obrero como él. Aunque estaba desocupado, Mariano buscaba trabajo en lo suyo en un intento por pagar sus estudios universitarios. Cursaba el CBC para seguir la licenciatura en Historia. Hijo de una docente, vivía a pocos metros de la escuela Simón Bolívar. Mariano vivía con sus padres y su hermana menor en Sarandí, Avellaneda y aún extrañaba a su hermano mayor, casado, que ya no vivía con ellos. El joven había llegado hasta Avellaneda para apoyar a los trabajadores que reclamaban ser incorporados a la planta permanente del servicio de trenes, como en su momento participó del corte del Puente Pueyrredón cuando asesinaron a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los manifestantes que murieron en la llamada Masacre de Avellaneda. Además, había colaborado con comedores sociales y organizado varias marchas y movilizaciones estudiantiles. En el 2006, intentaron evitar el desalojo de la ex fábrica Sasetru ubicada en Sarandí, la localidad que hoy está de luto por su muerte.
La Resistencia Patriótica te promete, que tu muerte no ha sido en vano.
La lucha contra el invasor, es casa por casa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Creí que el blog se limitaba a la sagrada causa de Malvinas. Pero ahora veo que me equivoqué. ¿Qué carajo tiene que ver la muerte en combate de este joven con la sagrada causa malvinera? Era un agitador, puntero, y como buen trosko le importaba un carajo la Patria y Malvinas. Toda muerte puede lamentarse, pero no hagamos un panegírico de un combatiente muerto en su ley: la ley de la violencia y la agitación.
Veo que no leíste el texto del post. Con este joven compartimos el acto del 25 de Mayo por una Segunda y Definitiva Independencia. Compartimos también una marcha contra la Deuda Externa. Y si bien no participamos del apoyo a la lucha de los tercerizados contra los despidos y por la efectivizacion, compartimos la trinchera en el sentido de que es en cada expresión legítima de nuestro pueblo, se pelea la Reconquista de Malvinas.
Nuestro enemigo no son los argentinos que piensan diferente de nosotros. Nuestro enemigo son los cipayos y los invasores.
Si dejamos a la causa de Malvinas, como algo sacro o santo, no vamos a poder pelear casa por casa contra el inglés.
Precisamente, si queremos que Malvinas sea una causa nacional no mezclemos partidos, personajes, ideologías que lo único que hacen es dividirnos. Y te repito, a esta gente les importa un carajo la patria, son INTERNACIONALISTAS, ¿o viste alguna columna del Partido Obrero con la bandera nacional?
Publicar un comentario