sábado, 7 de abril de 2012

La Ley Gaucho Rivero y la defensa de la soberanía nacional, contratapa Tiempo Argentino

Foto de Pablo Murphy
"La Ley Rivero, nació en los puertos, venció al silencio y la represión, se hizo de abajo, en los piquetes, banderas, bombos y corazón"

La Ley Gaucho Rivero, replicada en las provincias de Chubut (136/11) y Santa Cruz (3239/11) y con trámite parlamentario en Río Negro y en Buenos Aires, establece la prohibición de amarre o apoyo logístico a buques con bandera del Imperio Británico, o de conveniencia, que realicen tareas vinculadas con la exploración o explotación de nuestros recursos naturales en la Cuenca de Malvinas. Se enmarca en lo establecido por la Cláusula Transitoria de la Constitución Nacional de 1994 que nos obliga a luchar con las armas de la paz por la recuperación del territorio usurpado. Pero también es el punto de partida de una batalla total contra la corsaria corona inglesa. Es la respuesta cultural a todas las imposiciones a las que fuimos sometidos siempre y a 30 años de la gesta en que, en inferioridad de condiciones, ganamos la guerra beligerante, pero perdimos la política y económica. Motivados por la convicción de que el origen de todas las crisis y catástrofes regionales radica en el colonialismo y la dependencia, un grupo de patriotas, integrado por civiles, veteranos de guerra, dirigentes gremiales y sociales, decidió iniciar acciones directas contra el usurpador. La ley Gaucho Rivero es la visualización de muchas de esas acciones. Es la demostración cabal de que el pueblo es quien puede dictar las normas toda vez que se lo propone. La ley Gaucho Rivero, en fin, es una herramienta legal para construir, recuperar y defender soberanía.

LA PATRIADA. Cuando comenzamos a dibujar este proyecto, la desmalvinización de los argentinos todavía era arrolladora. Hablar del reclamo de la soberanía en nuestras islas era el delirio de algunos veteranos, ni siquiera de todos. Pero la aridez del camino por recorrer, lejos de debilitarnos, nos fortaleció. Primero había que construir lazos, encontrar compatriotas que pensaran parecido sobre la importancia de la recuperación de las islas. Así fue que en el verano de 2011 sorprendimos en el puerto de Mar del Plata al remolcador off shore Normand Baltic que, con bandera británica, pretendía ir a explorar en la Cuenca de Malvinas. Desenmascarados, ni la pueril maniobra de ocultar el pabellón sirvió para evitar que fueran repudiados por los ciudadanos y se hicieran a la mar. Tres meses después, ingresaron al puerto de La Plata, pero con bandera de conveniencia de Noruega. Los trabajadores de la destilería advirtieron el engaño y se negaron a abastecerlos. Esa misma noche zarparon para evitar la movilización encabezada por los intendentes de Berisso y Ensenada, que no estaban dispuestos a permitir que se olvidara que allí mismo, el Fuerte de la Ensenada recuerda cómo ese pueblo combatió contra las Invasiones Inglesas en 1806 y en 1807. Esto se repitió en Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado y Río Grande (Tierra del Fuego). Ni el viento patagónico, ni la escarcha, ni la nieve fueron obstáculo para el repudio a la presencia de la bandera pirata en aquellos puertos. Así, reorganizados de a puñados, y con la fuerza del apoyo popular de las tres ciudades de Tierra del Fuego, pudimos construir una idea soñada en las calles, propuesta en los bares y debatida en las instituciones que confluyó en una ley que lleva el nombre de Rivero, aquel gaucho que 178 años antes también resistió al invasor imperialista y que hoy da nombre a la Copa del campeonato nacional de fútbol.

QUIÉN FUE EL GAUCHO RIVERO. Antonio Rivero, el héroe que el 26 de agosto de 1833 restituyó el pabellón nacional en el mástil de Puerto Luis, Isla Soledad, fue un joven entrerriano de 20 años, analfabeto, esquilador de ovejas, que había sido contratado por Luis Vernet para trabajar en las Islas Malvinas y que junto a sus compañeros, los criollos Luna y Brasido, además de los indios Flores, Godoy, Salazar, González y Latorre, pasaron a degüello a los administradores de la usurpación británica que pretendían pagarles por su trabajo con vales. A comienzos de 1834 los británicos intentaron recuperar el control de la capital del archipiélago, pero recién el 10 de marzo de ese año, luego de sufrir el asesinato, captura y hasta la traición de algunos de sus compañeros, Rivero es rendido. Entonces lo trasladaron a Inglaterra para ser juzgado, pero una vez allí no lo consideraron necesario y lo liberaron en Montevideo. Años después, Rivero terminó alistándose en las fuerzas del general Lucio Mansilla para la defensa de Vuelta de Obligado en 1845, donde murió en combate. En el lugar de la batalla de Quebracho, un humilde monolito recuerda aquella voluntad inquebrantable de defender lo nuestro.

ANTECEDENTES. A mediados de 1975, la Ley 21.024 declaró de interés nacional el estudio de las posibilidades que ofrecen las riquezas petrolíferas de la plataforma submarina correspondiente a las Islas Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico sur. El desembarco de la misión Shackleton en Puerto Stanley, el 3 de enero de 1976, obligó a denunciar la ruptura unilateral de las negociaciones ordenadas por numerosos organismos internacionales, inclusive la Asamblea General de las Naciones Unidas. El ministro Aráuz Castex, canciller de Isabel Perón, expulsó al embajador pirata el 14 de febrero y fue la presidente quien ordenó cañonear al buque de “exploración” y obtuvo el acuerdo parlamentario para denunciar el arbitraje de la corona pirata sobre el litigio del Beagle y romper relaciones si no comenzaban las negociaciones ordenadas por la ONU para la descolonización de las Islas Malvinas. El nuevo embajador inglés fue citado en el Congreso el 24 de marzo de 1976.
A principios de 2010, la presencia en el puerto de Campana del Thor Leader, un buque de bandera inglesa que, procedente de Malvinas, se proponía cargar 3500 toneladas de caños de exploración petrolera y el envío de la plataforma petrolera Ocean Guardian para perforar en la cuenca norte de Malvinas, además de múltiples protestas ciudadanas, fue primero respondida con el llamado del ex presidente Néstor Kirchner a desconocer la bandera pirata de la colonia Falkland (UK) y, después, con el decreto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que obliga a solicitar autorización a todos los buques que naveguen las aguas territoriales próximas a Malvinas. De inmediato, esto produjo la suspensión de los viajes del transbordador inglés que, desde Punta Arenas(Chile), abastecía de víveres e insumos a los habitantes civiles de la usurpación. Santiago de Liniers, don Juan Manuel de Rosas, María Estela Martínez de Perón y los Héroes de Malvinas en1982 (soldados, pilotos, comandos, infantes de marina, suboficiales y oficiales) enfrentaron a la prepotencia imperialista inglesa. Hoy, con las armas de la democracia del siglo XXI, los pueblos costeros y patagónicos encontraron en la decisión de la gobernadora Fabiana Ríos y en la de la presidenta de la Nación, la validación de la voluntad popular.

BLOQUEO A CRUCEROS . El 25 de febrero de 2012 en la capital provincial de las Islas Malvinas deliberaron las comisiones de Relaciones Exteriores del Congreso junto al ejecutivo de Tierra del Fuego, e hicieron pública la Declaración de Ushuaia. Dos días después, la gobernadora dio orden de aplicar la Ley Gaucho Rivero a los cruceros de bandera pirata procedentes de las Islas Malvinas, Star Princess y Adonia. El Balmoral, modificó su rumbo antes de recibir la comunicación de las autoridades de puerto. Los veteranos de guerra, los trabajadores de la estiba, hoteleros y gastronómicos, estatales y docentes… los metalúrgicos, los obreros plásticos, los estudiantes… en suma, todo el pueblo fueguino expresó su participación en el bloqueo y lo celebró con “el malvinazo”, una fiesta popular que celebró en la plaza Islas Malvinas el 3 de marzo y que, como en Vuelta de Obligado, un gobernador de una provincia argentina le volvía a poner freno a la prepotencia británica. Esta vez, las cadenas que obstaculizaron el paso a los buques anglofranceses habría de ser una ley. Y los defensores batían parches de bombos, murgas y comparsas, bailaban zambas y chacareras. 

LOS CIPAYOS. Cuando las leyes provinciales fueron sancionadas –por unanimidad– no se escucharon quejas, ni sugerencias. Más bien un silencio parecido al ninguneo. Pero el hecho de haberla ejecutado provocó una corrida mediática de desaprobación sólo sostenida por algunos empresarios que decidieron ponerle precio a la soberanía nacional (como si sólo les perteneciera a ellos): 500 mil dólares que es lo que proyectan perderían (no que perdieron) en el caso de que más cruceros británicos provenientes de las Islas Malvinas pidan amarre en el puerto de Ushuaia. Como la argumentación económica les sonó pueril hasta a ellos mismos, viraron hacia otras interpretaciones. El eje del falso debate es el concepto de “recurso natural”. Argumentan los detractores que el turismo no es un recurso natural. Sobre este punto fue el mismo Martín Buzzi, gobernador de Chubut, quien pretendió levantar las banderas de la defensa de los derechos mezquinos de unos pocos comerciantes (la mayoría sabe que el turismo no sólo vive de los cruceros y que los cruceros provenientes de Inglaterra no superan el 10 por ciento) pero a la vez fue quien, sin querer, le puso fin a la farsa cuando aseguró que en sus puertos podrían amarrar los buques ingleses que Ushuaia expulsara. No hizo falta mucho para cerrarle la boca a los exponentes de la retórica cipaya: la misma Constitución de la Provincia del Chubut, en su artículo 86, considera al turismo “como un medio de acceso al patrimonio cultural y natural”. ¿Hace falta explicarle que patrimonio y recursos son sinónimos? Además, un párrafo que sólo se agregó en esa provincia especifica que “están sujetos a la prohibición de amarre y abastecimiento los buques que realizaran “tareas no permitidas por autoridades argentinas”. De manera que la simple aplicación de la Ley Gaucho Rivero en Tierra del Fuego obliga su cumplimento en el Chubut.

PROYECCIÓN DE LA LEY. La ciudad de Viedma y diputados provinciales de Bariloche quieren una norma Gaucho Rivero para Río Negro. En la provincia de Buenos Aires, la solicitan los municipios de Las Flores, Quilmes, Berazategui y Florencio Varela. También Mar del Plata y Necochea junto a La Plata, Berisso y Ensenada, que ya se habían pronunciado. Además, el intendente de Ushuaia, Federico Sciurano, y los representantes de la Cámara de Turismo, más Veteranos de Guerra, le solicitaron a la Cancillería que pida a los países vecinos solidaridad con el bloqueo fueguino impidiendo el amarre a los buques que sean expulsados de Tierra del Fuego.

CONCLUSIONES. Pese a la absurda oposición de algunos operadores de turismo, de manifestaciones equivocadas del gobernador de Chubut así como del empresario periodístico Jorge Lanata (que expresó que “la medida de Ríos es una estupidez”), el llamado al boicot al capital inglés formulado por la Presidenta de la Nación, la firmeza de la gobernadora Ríos y los anuncios del canciller Héctor Timerman al respecto de la aplicación de las sanciones previstas por la Ley 26.386 a las empresas que sean cómplices de la usurpación, no dejan espacio político para los que olvidan que antes que su bolsillo está la Patria. Y delante, el bolsillo del usurpador: las medidas que viene aplicando el gobierno fueguino desde el 27 de febrero de 2012 provocaron pérdidas por más 40 mil millones de dólares a las empresas petroleras que pretenden hacer negocios ilícitos en la cuenca de Malvinas. Una estupidez que tiene a los ingleses con los nervios de punta. La batalla por la soberanía en 2012, se libra en las bolsas de valores. Dicen que somos un puñado, pero somos 40 millones los que oímos el ruido de las cadenas que estamos rompiendo.

* Integrantes de La Resistencia Patriótica, un colectivo social de origen fueguino compuesto por veteranos de Guerra de Malvinas, familiares de caídos en combate, militantes autoconvocados y dirigentes gremiales y sociales. En diciembre de 2007 comenzaron a golpear puertas, visitaron cada puerto del Litoral, desde Ushuaia hasta Buenos Aires, tejiendo una red de voluntades que los identifica en un punto común: lucha pacífica pero lucha al fin contra la potencia colonialista invasora. En 2011 lograron que se sancione la ley de bloqueo a barcos británicos (Gaucho Rivero). Ahora pelean por la repatriación del Yehuin, buque hospital en la guerra que encontraron en el Puerto de Montevideo con bandera uruguaya.

Toni López, Juan Vera y Norma González *

No hay comentarios: