Era capitán de la HMS Montrose, aquella fragata que quiso amarrar en Chile poco tiempo después de que corriéramos a los cruceros, y ni el llamado personal del Camarón a Piñeira logró abrirle los puertos. Y tampoco pudo el cipayo congreso peruano contra la solidaridad del Perú. Y menos en Ecuador. Bienvenido de nuevo al cementerio de buques piratas ingleses, que el que busca encuentra.
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