Los kelper acusan por el golpe económico a la Casa Rosada
Llamamos kelper, despectivamente como los llamaban los ingleses antes de la guerra, a los habitantes de las Islas Malvinas que quieren ser colonia inglesa, a los demás isleños los llamamos malvineros).
La industria de turismo es la segunda fuente de ingresos de los usurpadores, después de la pesca, dado que la explotación hidrocarburífera, hasta la fecha, es solo una sucesión de fracasos, quiebras y postergaciones.
El periódico Penguin News (foto de tapa) acusa a través de testimonios de funcionarios y operadores marítimos y de turismo, la caída de de las recaladas de cruceros, debido a la presión que sufren desde la Argentina, por aplicación de la Ley Gaucho Rivero, boicot de los obreros portuarios y escraches en las terminales marítimas. Se estiman estas cancelaciones en el mismo porcentaje que las ocurridas por factor meteorológico, aunque también es público que las compañías cancelan con esa excusa, que está prevista en el contrato con el pasajero, para no herir los sentimientos de los kelper.
No se ponen de acuerdo con respecto al volumen económico de las pérdidas en moneda pero esto ya es costumbre de los británicos, que aún no reconocieron las bajas que tuvieron en 1982, para consumar la segunda usurpación de Malvinas.
Dicen tener expectativas de mejoras para la próxima temporada a partir del apoyo recibido en el Sea Trade de Miami (el mayor evento comercial de cruceros de turismo del continente), a pesar de que en el mismo, personalmente, el vicegobernador de Tierra del Fuego, Roberto Crocianeli pidió a los responsables de la Carnival que se disculpen por escrito y releven al capitán del crucero Star Princess, debido a la ofensa producida al haber hecho sonar por sus altavoces de cubierta, a todo volumen, el himno inglés God Save The Queen, durante su última recalada en Ushuaia, violando la Ley Gaucho Rivero y a tener un sumario en la Prefectura Naval de Ushuaia dado a que en reiteradas oportunidades izó la bandera roja de la Navy Inglesa en vez de su pabellón de conveniencia del territorio británico de ultramar de las islas Bermudas (UK).
En esa oportunidad, la agencia de noticias de los kelper, Mercopress, tituló: Al son de God Save The Queen el Star Princes aplastó el Malvinazo de Ushuaia. Un vocero de la gobernación negó la ocurrencia de este hecho, para ocultar la complicidad de los directores del puerto de Ushuaia y la gobernadora Fabiana Ríos en una nueva violación de la Ley Gaucho Rivero.
Tal vez las declaraciones de la operadora de turismo Nyree Heathman, obliguen al gobierno fueguino a asumir su responsabilidad. El Penguin News afirma que están encantados de recibir buques como el Seabourn Sojourn que apoyan abiertamente la causa kelper y que les pareció poco menos que brillante lo del Star Princess y su "broadcasting of God Save The Queen".
Roberto Crocianeli, había quedado "enganchado" a fines de noviembre 2012, cuando el Seabourn Sojourn falseó su declaración de destino para evitar que se lo obligue a cumplir la ley en su primera recalada.
Con esa maniobra, ocultaban los británicos que el mismo día, arribaba por primera vez a Ushuaia procedente de Puerto Madryn, el buque de bandera italiana, empresa alemana y capitales británicos, Aída Cara. Esta empresa fue la primera en renunciar a la autorización solicitada para navegar rumbo a las Islas Malvinas y reemplazar ese destino por otros en el continente. Lo hizo luego de que recordando la batalla de la Vuelta de Obligado y el día de la Soberanía Nacional, militantes patrióticos reventaran con bolsas de basura el frente de Shipping Service, agencia naviera de los usurpadores. Luego renunciaron también los operadores del Seven Seas, el Silver Cloud y el Regatta.
Sólo la ultrabritánica P&O, propietaria del Adonia (bloqueado de amarrar en el puerto de Ushuaia junto al Star Princess el 27 de febrero de 2012) y del Arcadia, decidió directamente suspender sus recaladas en Argentina, con la expectativa absurda de que el resto de nuestramérica no se solidarice con la Ley Gaucho Rivero como ya lo hizo con la prohibición de amarre a la bandera de Falkland Islands (UK)
Al llegar a Buenos Aires, el Seabourn Sojourn sufrió un piquete de la Resistencia Malvinas en la Terminal Quinquela Martín y un boicot portuario, de seis horas, durante las cuales ni los 400 pasajeros ni los 300 tripulantes podían descender del buque por haber finalizado los trámites de aduana y migraciones pero tampoco se presentaba el remolcador que los debía sacar de puerto.
El cóndor Karasiewicz reflexionaba esa noche al respecto de la relación entre secuestrar un avión en vuelo (bajo la dictadura de Onganía) para plantar siete banderas argentinas en Malvinas a los 20 años y tomar setecientos rehenes a los 70: Los turistas van a pensar dos veces antes de subirse a ese barco el año que viene, dado que una cosa es un crucero de vacaciones por el Atlántico Sur y otra muy distinta, ser abanderado del colonialismo británico y enfrentar a veteranos de guerra y militantes quemando más de 200 cubiertas a la entrada del puerto si tu capitán está violando la ley de cabotaje marítimo de defensa de nuestros recursos naturales.
No nos cabe duda de que la próxima temporada serán aun más los cruceros que prefieran una feliz recalada en las capitales del tango, las ballenas y Malvinas que ser parias sin puerto de recalada en el Atlántico Sur, debido a la complicidad de los armadores con el imperio británico, porque: EN NUESTRAMÉRICA ESTÁ PROHIBIDO EL AMARRE DE BARCOS PIRATAS INGLESES.
Llamamos kelper, despectivamente como los llamaban los ingleses antes de la guerra, a los habitantes de las Islas Malvinas que quieren ser colonia inglesa, a los demás isleños los llamamos malvineros).
La industria de turismo es la segunda fuente de ingresos de los usurpadores, después de la pesca, dado que la explotación hidrocarburífera, hasta la fecha, es solo una sucesión de fracasos, quiebras y postergaciones.
El periódico Penguin News (foto de tapa) acusa a través de testimonios de funcionarios y operadores marítimos y de turismo, la caída de de las recaladas de cruceros, debido a la presión que sufren desde la Argentina, por aplicación de la Ley Gaucho Rivero, boicot de los obreros portuarios y escraches en las terminales marítimas. Se estiman estas cancelaciones en el mismo porcentaje que las ocurridas por factor meteorológico, aunque también es público que las compañías cancelan con esa excusa, que está prevista en el contrato con el pasajero, para no herir los sentimientos de los kelper.
No se ponen de acuerdo con respecto al volumen económico de las pérdidas en moneda pero esto ya es costumbre de los británicos, que aún no reconocieron las bajas que tuvieron en 1982, para consumar la segunda usurpación de Malvinas.
Dicen tener expectativas de mejoras para la próxima temporada a partir del apoyo recibido en el Sea Trade de Miami (el mayor evento comercial de cruceros de turismo del continente), a pesar de que en el mismo, personalmente, el vicegobernador de Tierra del Fuego, Roberto Crocianeli pidió a los responsables de la Carnival que se disculpen por escrito y releven al capitán del crucero Star Princess, debido a la ofensa producida al haber hecho sonar por sus altavoces de cubierta, a todo volumen, el himno inglés God Save The Queen, durante su última recalada en Ushuaia, violando la Ley Gaucho Rivero y a tener un sumario en la Prefectura Naval de Ushuaia dado a que en reiteradas oportunidades izó la bandera roja de la Navy Inglesa en vez de su pabellón de conveniencia del territorio británico de ultramar de las islas Bermudas (UK).
En esa oportunidad, la agencia de noticias de los kelper, Mercopress, tituló: Al son de God Save The Queen el Star Princes aplastó el Malvinazo de Ushuaia. Un vocero de la gobernación negó la ocurrencia de este hecho, para ocultar la complicidad de los directores del puerto de Ushuaia y la gobernadora Fabiana Ríos en una nueva violación de la Ley Gaucho Rivero.
Tal vez las declaraciones de la operadora de turismo Nyree Heathman, obliguen al gobierno fueguino a asumir su responsabilidad. El Penguin News afirma que están encantados de recibir buques como el Seabourn Sojourn que apoyan abiertamente la causa kelper y que les pareció poco menos que brillante lo del Star Princess y su "broadcasting of God Save The Queen".
Roberto Crocianeli, había quedado "enganchado" a fines de noviembre 2012, cuando el Seabourn Sojourn falseó su declaración de destino para evitar que se lo obligue a cumplir la ley en su primera recalada.
Con esa maniobra, ocultaban los británicos que el mismo día, arribaba por primera vez a Ushuaia procedente de Puerto Madryn, el buque de bandera italiana, empresa alemana y capitales británicos, Aída Cara. Esta empresa fue la primera en renunciar a la autorización solicitada para navegar rumbo a las Islas Malvinas y reemplazar ese destino por otros en el continente. Lo hizo luego de que recordando la batalla de la Vuelta de Obligado y el día de la Soberanía Nacional, militantes patrióticos reventaran con bolsas de basura el frente de Shipping Service, agencia naviera de los usurpadores. Luego renunciaron también los operadores del Seven Seas, el Silver Cloud y el Regatta.
Sólo la ultrabritánica P&O, propietaria del Adonia (bloqueado de amarrar en el puerto de Ushuaia junto al Star Princess el 27 de febrero de 2012) y del Arcadia, decidió directamente suspender sus recaladas en Argentina, con la expectativa absurda de que el resto de nuestramérica no se solidarice con la Ley Gaucho Rivero como ya lo hizo con la prohibición de amarre a la bandera de Falkland Islands (UK)
Al llegar a Buenos Aires, el Seabourn Sojourn sufrió un piquete de la Resistencia Malvinas en la Terminal Quinquela Martín y un boicot portuario, de seis horas, durante las cuales ni los 400 pasajeros ni los 300 tripulantes podían descender del buque por haber finalizado los trámites de aduana y migraciones pero tampoco se presentaba el remolcador que los debía sacar de puerto.
El cóndor Karasiewicz reflexionaba esa noche al respecto de la relación entre secuestrar un avión en vuelo (bajo la dictadura de Onganía) para plantar siete banderas argentinas en Malvinas a los 20 años y tomar setecientos rehenes a los 70: Los turistas van a pensar dos veces antes de subirse a ese barco el año que viene, dado que una cosa es un crucero de vacaciones por el Atlántico Sur y otra muy distinta, ser abanderado del colonialismo británico y enfrentar a veteranos de guerra y militantes quemando más de 200 cubiertas a la entrada del puerto si tu capitán está violando la ley de cabotaje marítimo de defensa de nuestros recursos naturales.
No nos cabe duda de que la próxima temporada serán aun más los cruceros que prefieran una feliz recalada en las capitales del tango, las ballenas y Malvinas que ser parias sin puerto de recalada en el Atlántico Sur, debido a la complicidad de los armadores con el imperio británico, porque: EN NUESTRAMÉRICA ESTÁ PROHIBIDO EL AMARRE DE BARCOS PIRATAS INGLESES.
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